La necesidad de ideólogos y verdaderos líderes para el cambio en Colombia
Nota: Esta imagen fue creada por nosotros, al igual que muchas otras exitosas en campañas, refleja a un Petro un poco... el cantante de los cantantes, que le canta a su gente, lo mas grande de su mundo, un poco Lavoe, a quien admira.
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Intro: La advertencia de la DOFA
Hace un año 2024, 260 compañeros y compañeras levantamos un análisis profundo sobre las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas (DOFA) de nuestro movimiento. Ese ejercicio fue más que un diagnóstico: fue una advertencia. Allí advertimos tanto el enorme potencial que tenía Colombia Humana y el progresismo, como las amenazas externas e internas que podían desviarnos del camino. Hoy, ese documento cobra una vigencia aún más urgente.
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Advertimos que el descontento ciudadano con la corrupción era nuestra gran oportunidad para consolidarnos como alternativa limpia y ética.
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Advertimos que los jóvenes, sensibles al medioambiente y a la justicia social, eran el terreno fértil para crecer.
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Advertimos que las redes sociales debían ser herramienta de formación, no solo de propaganda.
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Advertimos que el momento electoral abría la posibilidad de convertirnos en poder real en lo local y lo regional.
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Advertimos que nuestra diversidad y ética eran nuestras fortalezas frente al sistema podrido de la vieja política.
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Pero también advertimos sobre las amenazas de la ultraderecha, la violencia, la desinformación y las debilidades internas: la desorganización, los egos, la suplantación de la base y el riesgo de infiltraciones.
Ese DOFA no fue un adorno: fue un llamado a actuar. Hoy, un año después, constatamos que si no hacemos cambios profundos, las amenazas que identificamos pueden volverse realidad, y las oportunidades, perderse en el aire.
Vivimos un momento histórico que no podemos dejar pasar. Colombia atraviesa una coyuntura inédita: la economía muestra señales que nos favorecen —la moneda fuerte, la inflación contenida, el empleo en recuperación y una presencia internacional que nos da reconocimiento—, pero al mismo tiempo enfrentamos una derecha recalcitrante, destructiva y empeñada en desgastar cualquier atisbo de transformación. Y aquí surge la gran pregunta: ¿qué estamos haciendo desde la izquierda para responder a este reto?
La respuesta duele, pero es necesaria. No basta con estar en el gobierno, porque el poder real aún está en manos de la oligarquía y de quienes controlan las instituciones, los medios y los mecanismos de la vieja política. Para disputar ese poder, se requiere algo más profundo: ideólogos, analistas, escritores, guías y líderes políticos intelectuales capaces de leer el momento histórico y diseñar estrategias de cambio reales.
Los que faltan y los que sobran
Hoy vemos un vacío enorme. El único ideólogo visible es el presidente Gustavo Petro. Su discurso es potente, inspirador, cargado de historia y de visión, pero sus palabras muchas veces no son aterrizadas ni convertidas en estrategias concretas por quienes deberían hacerlo. En lugar de recoger su pensamiento y transformarlo en acción organizada, en pedagogía, en movilización popular, muchos prefieren repetirlo como eco vacío y proclamarse “petristas” sin más.
Faltan ideólogos que apliquen el materialismo histórico al momento colombiano, que expliquen cómo se conecta nuestra coyuntura con el devenir de América Latina y del mundo, que construyan narrativas capaces de orientar la rabia, el desencanto y la esperanza hacia un proyecto real de transformación. Faltan analistas y escritores que documenten, sistematicen y produzcan materiales de formación para la militancia y el pueblo, que traduzcan las ideas en herramientas de lucha. Faltan guías, líderes políticos intelectuales que sirvan de puente entre las bases y el gobierno, que organicen y eleven el nivel de la discusión.
Y mientras tanto, sobran los otros: los politiqueros. Se han tomado espacios de la izquierda y de Colombia Humana con prácticas que no tienen nada de progresistas. Basan su poder en mentiras, en promesas de empleo, en repartir migajas burocráticas. Han suplantado a la base con estructuras verticales, resoluciones de camarilla y decisiones de pocos. Promueven culto a la personalidad, hacen política de selfies, utilizan dinero para ganar nominaciones y decisiones internas. En lugar de cohesionar, disocian; en lugar de formar, confunden; en lugar de movilizar, paralizan.
Los aúlicos y el círculo de comodidad
Alrededor de estos politiqueros también se mueven algunos líderes intermedios, que no son base real, pero se comportan como aúlicos. Los rodean, los alaban, reproducen la verticalidad y se sienten parte de un “círculo cercano” que les da estatus, pero sin generar verdadera movilización ni pedagogía política. Su función termina siendo más decorativa que transformadora.
El resultado es claro: no existe la movilización popular masiva que el presidente Petro ha pedido. No hay un despertar ciudadano que nazca desde abajo. No hay producción intelectual ni política que ayude a organizar a la gente. Solo tenemos a la derecha trabajando día y noche en su estrategia de desgaste y desestabilización, mientras desde la izquierda aún se improvisa.
Transformar la debilidad en fortaleza
Pero no todo está perdido. Lo que hoy vemos como debilidad puede ser la semilla de una gran fortaleza. ¿Cómo? Reconociendo con claridad dónde está el vacío y atreviéndonos a llenarlo. Necesitamos rescatar el pensamiento crítico y estratégico, formar un nuevo bloque de ideólogos y analistas que acompañen al presidente y al pueblo, construir una red de escritores, comunicadores y formadores que produzcan contenidos para educar, orientar y movilizar.
Necesitamos, sobre todo, fortalecer la base territorial, no con burócratas de escritorio, sino con activistas enraizados en la vida comunitaria, capaces de entender la realidad de cada barrio, vereda y ciudad, y de organizar a la gente desde ahí. Necesitamos líderes que no teman a la autonomía de las bases, que sepan escuchar, orientar y canalizar el malestar para transformarlo en acción colectiva.
Una alternativa frente a la derecha y la politiquería
Si no logramos esto, la derecha seguirá avanzando y los politiqueros seguirán secuestrando a la izquierda. Pero si lo logramos, Colombia puede dar un salto histórico. Porque tenemos un presidente con visión, tenemos un pueblo con dignidad, tenemos condiciones económicas y políticas que pocas veces se repiten en la historia. Lo que falta es el puente: esos ideólogos, guías y activistas que conviertan la palabra en acción y la esperanza en poder popular.
No se trata de negar nuestras críticas, al contrario: somos críticos porque amamos este proceso y queremos que triunfe. Somos críticos porque no aceptamos que el sacrificio de tantos se pierda en manos de la politiquería. Somos críticos porque creemos en la capacidad de nuestro pueblo de organizarse, pensar y actuar por sí mismo.
Y al ser críticos, también somos propositivos. Queremos canalizar el malestar que existe en las bases, darle forma, darle horizonte, darle salida. Queremos construir una alternativa que no solo se defienda de la derecha, sino que avance hacia la transformación real de Colombia.
Conclusión explosiva: del diagnóstico a la acción
Colombia vive un momento histórico: tenemos un presidente visionario, unas condiciones económicas y políticas únicas, y un pueblo dispuesto a luchar. Pero si seguimos permitiendo que los politiqueros se apoderen de la izquierda, si seguimos atrapados en la verticalidad y la politiquería de resoluciones y camarillas, perderemos la oportunidad de cambiar el rumbo de la historia.
No podemos seguir con la política de selfies, de promesas de cargos y empleos, de egos desbordados. No podemos seguir siendo espectadores del discurso de Petro, repitiéndolo como loros en vez de convertirlo en estrategia, pedagogía y movilización.
La explosión histórica de cambio solo será posible si recuperamos la base, si formamos ideólogos y guías, si nos organizamos desde abajo hacia arriba. La alternativa a la vieja política no puede convertirse en una nueva forma de politiquería. La alternativa real es movilización, formación, ética y estrategia.
Este es el momento: o construimos poder popular desde las bases, o dejamos que nos devoren la derecha y la politiquería disfrazada de progresismo.
10 Propuestas y Acciones Concretas
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Formación Ideológica y Política Permanente
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Crear escuelas populares de formación en todo el país, que apliquen el materialismo histórico al momento colombiano.
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Red Nacional de Ideólogos, Escritores y Analistas
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Agrupar a intelectuales, escritores y comunicadores para traducir el discurso de Petro en planes estratégicos y materiales pedagógicos.
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Recuperación de la Base
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Reorganizar nodos y asambleas locales con autonomía real, evitando la suplantación por resoluciones verticales.
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Campañas Éticas contra la Politiquería Interna
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Denunciar y aislar a quienes compran decisiones, reparten cargos o hacen culto a la personalidad.
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Movilización Masiva y Permanente
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Convertir cada coyuntura en oportunidad de movilización callejera y territorial, no solo en redes sociales.
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Juventud como Vanguardia
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Dar a la juventud espacios de liderazgo real, no decorativo, con capacidad de decisión y acción.
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Comunicación Popular y Antidesinformación
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Crear medios alternativos, campañas digitales y comunitarias para disputar la narrativa a los grandes medios.
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Fortalecimiento Regional
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Potenciar liderazgos locales genuinos, enraizados en la comunidad, con capacidad de disputar concejos, alcaldías y gobernaciones.
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Unidad con Diversidad
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Construir mecanismos de participación que integren a campesinos, indígenas, afrocolombianos, mujeres y sectores populares urbanos, reconociendo sus particularidades.
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Ética como Bandera Permanente
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Blindar el movimiento frente a la corrupción interna y externa, garantizando transparencia absoluta en decisiones y recursos.
La Conclusión mas importantes es desatar la Revolución Ciudadana.
La democracia, es aquella que garantiza el pensamiento diferente.
ResponderEliminarEn un país tan polarizado como Colombia es bueno volver a generar esos diálogos tertulianos donde convergen la esperoiencía conocimientos e ideologías de país para generar esos cambios que la ciudadanía quiere ver
ResponderEliminarAquí podemos ver que la juventud esta en posición de ejercer liderazgo políticos no costumbristas liderazgos sociales donde el pueblo en frase muy sabía del caudillo Jorge eliecer Gaitán en un discurso de esos que solo el actual presidente tiene el pueblo es superior a sus dirigentes.
Si recordamos la frase de algunos senadores que en momentos críticos ellos decían que tenían que defender la institucionalidad noo al pueblo