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La multitud ama la democracia
En este momento histórico, cuando el presidente Gustavo Petro convoca a la ciudadanía a asumir el papel protagónico de una Revolución Ciudadana y a entrar en modo constituyente,
resulta imperativo volver la mirada hacia las fuentes más hondas del pensamiento democrático colombiano. Y entre ellas, ninguna resuena con más fuerza que la palabra viva de Jorge Eliécer Gaitán, quien, antes que muchos, comprendió que el poder del pueblo no es una consigna sino una tarea pendiente, una arquitectura política aún por construir.Colombia se encuentra en una encrucijada que recuerda los dilemas de la mitad del siglo XX: un Estado capturado por élites económicas, un sistema mediático que distorsiona la verdad social, una oposición que confunde oposición con sabotaje, y un pueblo que despierta, se moviliza y exige su papel como constituyente primario.
Es en este contexto donde el ideario gaitanista cobra nueva actualidad: no como pieza de museo, sino como brújula ética para los procesos de democratización profunda que hoy se gestan desde los barrios, las veredas, los sindicatos, las organizaciones juveniles, campesinas y populares.
La Revolución Ciudadana de la que hoy se habla no se impone por decreto: se construye con educación, deliberación y movilización; se hace con conciencia y poder popular. Y esa fue precisamente la visión de Gaitán: una democracia directa, donde el pueblo no solo elige, sino que decide y controla; donde la representación no reemplaza la soberanía popular, sino que la ejecuta bajo su vigilancia.
El modo constituyente, entonces, no es solo un llamado a la acción política, sino una reivindicación histórica de la soberanía popular gaitanista: el derecho del pueblo a rehacer las instituciones cuando estas ya no lo representan. En palabras de Petro y en el espíritu de Gaitán, el pueblo debe volver a ser el arquitecto de su propio destino.
Este texto recoge, fusiona e interpreta las principales manifestaciones, ideas y proyecciones del pensamiento de Jorge Eliécer Gaitán sobre la democracia representativa, la participación ciudadana, el poder constituyente y el poder popular. Lo hace desde una mirada académica-analítica al inicio, y culmina en una proyección poético-política que busca inspirar al lector en este tiempo de refundación democrática.
Porque el gaitanismo no es pasado: es semilla.
Y cada llamado al poder del pueblo, cada clamor de justicia, cada marcha en defensa de la vida y la dignidad, no hace sino repetir la misma verdad luminosa que Gaitán proclamó:
“El pueblo es superior a sus dirigentes.”
Discurso en el trabajo Bolivar tenía un Caballo Blanco.
Gaitán se reclama irrestrictamente partidario de la democracia:
“A pesar de que he sido tratado muchas veces como sujeto inclinado al autoritarismo y a la dictadura, y otras veces calificado en términos contrarios, es decir, como anarquista y un mucho demagogo, tengo sin embargo mi sentimiento y mi convicción sobre qué es la democracia, y me siento un demócrata.
Puede que la diferencia con algunos nazca de que mi concepción de la democracia sea distinta a la que tienen otros sectores y otros jefes de la opinión pública.”
En el mundo moderno —dice Gaitán— enunciar la democracia no es resolver un problema, sino plantearlo.
De ahí que se pregunte cuál es la democracia que queremos:
“¡Democracia! ¿Pero cuál?
La multitud ama la democracia. Todos la amamos en este país.
¿Pero cuál es la que deseamos ver realizada? ¿La teocrática, la de ayer, que no tenía su consagración en el ágora pública sino en los palacios destinados al culto de Dios?
¿Queremos la democracia política de la Revolución Francesa, la que hoy impera en Colombia, en la que al pueblo se le dice que manda por su número, mientras en su nombre gobiernan quienes muchas veces son los peores enemigos de los anhelos y reivindicaciones de ese mismo pueblo? ¡No!
¿Acaso queremos esa democracia donde su ejercicio depende del poderío económico de que se dispone para hacerse elegir, para hacerse oír, para hacerse respetar y para acallar la conciencia de los que, a nombre de la libertad de prensa, tergiversan los hechos?”
Y para responder a la cuestión que él mismo se ha planteado, afirma:
“Lo que queremos es la democracia directa, aquella donde el pueblo manda, el pueblo decide, el pueblo ejerce control sobre los tres poderes de la democracia burguesa: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial; y que, además, garantice la equidad en el aspecto económico.
Allí donde el pueblo es el pueblo, el pueblo ordena y ejerce un mandato directo sobre y en control de quienes han de representarlo.”
Nos afianzamos en la gloria pretérita de nuestros mayores para desatar nuevas batallas en defensa de los humildes y en procuración de una justa justicia.
Nueva cultura, nueva constitución
Dos prerrequisitos son necesarios para alcanzar la democracia anhelada: el fomento de una cultura que responda a los paradigmas del nuevo sistema y una nueva constitución política.
Así lo expresa Gaitán:
“Todo esto exige trabajar honda y apasionadamente en el cambio de una cultura que despierte en el pueblo voluntad para regir directamente sus destinos, y exige un profundo cambio constitucional para disponer de una Constitución acorde con la necesidad de un mandato popular directo sobre los destinos de la patria, que elimine los filtros que la democracia burguesa establece y defiende.”
Cultura democrática
Son elementos incuestionables de una auténtica democracia la realización de elecciones periódicas y libres, fundamentadas en una conciencia política clara por parte del elector, lo que presupone una adecuada capacitación política colectiva.
Sobre este último punto, Gaitán es tajante:
“Democracia y educación constituyen un binomio inseparable. Si falla la primera, no hay campo, utilidad ni necesidad para la segunda; y si falla la segunda, pierde su elemento esencial la primera.”
Y amplía el tema en los siguientes términos:
“En sistemas venturosamente democráticos como el nuestro, y que por tal son caracterizados como representativos, es también apenas lógico capacitar a las gentes para un acertado ejercicio de escoger y hacerse representar.
De aquí que no resulte aventurado afirmar que es en la educación donde gravita el defecto o la fortuna del método democrático, ya que solo por la capacidad intrínseca de los delegantes habrá selección y virtud en la actuación de los delegados.”
ANEXO
Fusión académica-analítica que culmina en poético-político
Introducción contextual
Jorge Eliécer Gaitán fue una de las figuras más prominentes de la política colombiana de mediados del siglo XX. Su discurso se sitúa en un contexto de desigualdades profundas entre clases sociales, de elites oligárquicas que monopolizaban el poder económico y político, y de ciudadanía con poca participación real. En ese marco, Gaitán desarrolló una crítica tajante a la democracia representativa de su tiempo, no sólo como forma institucional sino como práctica marcada por el control económico, la influencia de grupos poderosos, la manipulación mediática y la exclusión política de los sectores humildes.
Aunque Gaitán no dejó todos los detalles sistematizados (no escribió tratados filosóficos modernos, sino discursos, arengas, intervenciones periodísticas), su proyecto político contiene los elementos clave para entender su visión de democracia directa, participación ciudadana, poder constituyente, y la necesidad de preparar al pueblo para asumir poder efectivo.
Desarrollo: elementos clave del pensamiento de Gaitán
Aquí reúno lo que se sabe históricamente, lo que se infiere de sus acciones, y cómo los estudios modernos interpretan sus propuestas.
| Tema | Evidencia histórica contemporánea | Interpretación moderna / estudios actuales |
|---|---|---|
| Democracia representativa vs democracia directa | Gaitán afirmaba que el pueblo debe mandar, decidir y controlar los poderes (Ejecutivo, Legislativo, Judicial). La democracia representativa era vista como insuficiente pues los representantes muchas veces “en su nombre” traicionaban reivindicaciones del pueblo. Cita antigua ya conocida (“Lo que queremos es la democracia directa…”) es central. | Estudiosos coinciden en que Gaitán concibió la democracia directa no como un ideal utópico, sino como meta política concreta, que requería transformaciones institucionales y culturales profundas. Los análisis recientes lo ubican como precursor de lo que hoy se llama “democracia participativa” o “poder popular”, especialmente en América Latina. |
| Participación ciudadana | Gaitán promovía escuelas, educación pública, movilización popular, mítines, concentraciones, para que la gente no solo votara, sino estuviera informada y organizada políticamente. También defendía el voto obligatorio como forma de garantizar expresión verdadera del pueblo. (Ver artículo sobre por qué apoyaba voto obligatorio). ELESPECTADOR.COM | Investigación moderna sobre educación pública (artículo “Jorge Eliécer Gaitán y su defensa de la educación pública en Colombia”) resalta que su apuesta educativa fue esencial para su propuesta política: capacitar al ciudadano, generar una conciencia de deber, de derechos colectivos. Rlee Ibero |
| Constituyente primario / Poder Constituyente | Si bien no se encontró la cita exacta de Gaitán convocando constituyente primario en los documentos digitalizados recientes, su discurso visible sugiere que el pueblo debe tener autoridad para reorganizar el Estado cuando los mecanismos existentes fracasan en reflejar voluntad popular. | Estudios sobre la Constitución de 1991 reconocen que en Colombia hay momentos de activación del poder constituyente primario, movimientos sociales que reclaman esa instancia. Aunque en estudios recientes Gaitán no está directamente en la Constitución de 1991, su pensamiento inspira estas demandas contemporáneas. Revista Unilibrista |
| Poder popular / el valor de que el poder esté en manos del pueblo | Gaitán hablaba que “el pueblo manda, decide, ejerce control…”. En su lenguaje el pueblo no debe ser solo una masa electoral sino sujeto activo que crea instituciones, controla funciones, exige rendición. Su proyecto incluía la equidad económica como condición para que las libertades políticas sean reales. | En análisis contemporáneos de democracia y movilización popular, su figura aparece como símbolo de la posibilidad de un poder desde abajo. Movimientos sociales actuales citan la frase original de Gaitán (“democracia directa… el pueblo ejerce control”) como base inspiradora. También se estudia cómo la participación ciudadana efectiva y la descentralización podrían permitir ese poder popular. |
| Preparación ciudadana | Gaitán insistía en la educación política, en la capacitación colectiva, en la cultura democrática, como condición indispensable. También en la formación de conciencia, en la divulgación de lo que es gobernar, lo que significa el mandato popular, las libertades, la responsabilidad. | Estudios como “Jorge Eliécer Gaitán y su defensa de la educación pública…” coinciden en que sin educación para la ciudadanía no hay habilitación del poder popular. También hay tesis modernas que consideran que organizaciones de base, espacios colectivos, asociaciones barriales, prensa independiente son ingredientes fundamentales para preparar ciudadanías capaces de asumir poder. |
Cronología de hitos relevantes
Aunque no todo lo que Gaitán dijo se conserva con precisión en textos fácilmente accesibles, estos son algunos hitos y momentos clave que marcan cómo fue desarrollando su pensamiento e influencia de poder constituyente, participación y democracia directa:
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Década de 1940: Gaitán articula su discurso masivo, políticas liberales y de izquierda, crítica al liberalismo tradicional, alianzas con obreros, campesinos, buscando reformas económicas.
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1946-1948: auge del gaitanismo, con movilizaciones populares, discursos en plazas y mítines donde exige al pueblo control político, justicia social, participación real.
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Tras su asesinato en 1948: su pensamiento inspiraría movimientos posteriores que reclamarán participación ciudadana, derecho de voz y poder constituyente.
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Décadas posteriores hasta 1991: acumulación de demandas sociales que en la Constitución de 1991 encuentran expresión formal de mecanismos de participación, derecho de petición, consulta popular, etc. Estudios modernos señalan esas expresiones como refundaciones del poder constituido y del poder popular que Gaitán soñaba.
Síntesis analítica
A partir de todo lo anterior, podemos formular lo que Gaitán proponía, lo que exigía, y cómo se articula su legado:
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La democracia representativa no era rechazada por Gaitán, sino criticada por su calidad y su capacidad de representar fielmente al pueblo. Para él, las elecciones libres, el derecho a elegir y ser elegido, eran fundamentales; pero también insuficientes si no se acompaña de participación directa, control, rendición y equidad.
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La democracia directa como ideal político práctico: no como abstracción, sino como objetivo institucional a alcanzar mediante mecanismos concretos: elecciones, referendos, control popular de los poderes públicos, mandato directo, participación ciudadana informada, poder local organizado.
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El poder constituyente primario (o al menos su equivalente en la idea del pueblo como dueño último del poder) está presente en su discurso. Si los representantes no cumplen con la voluntad del pueblo, deben existir formas de reorganizar el Estado por la ciudadanía, no solo a través de la institucionalidad existente sino mediante asambleas, emociones sociales, mandatos claros y populares.
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Preparación política y cultural es condición sine qua non. Educar al pueblo, organizarlo territorialmente, hacer de la cultura democrática algo cotidiano, hacer de la participación no un acto episódico sino permanente.
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La equidad económica como soporte material: para Gaitán la participación política auténtica está ligada a que los humildes tengan condiciones reales —no solo legales— para expresarse, para actuar, para ser oídos.
Conclusión poético-política
Y llegado el momento de escuchar la voz profunda del pueblo, rescatamos las palabras que Gaitán sembró como semillas de sol:
El poder verdadero, dice su eco, no se guarda en salones ajenos ni en gargantas que sólo repiten el eco del mercado; el poder verdadero habita en cada mirada humilde, en cada palabra susurrada por quien sabe que tiene derecho, y que quiere ejercerlo. Una democracia que no siente latir al pueblo por dentro, que no le entrega los mandatos, que no le pide cuentas, se convierte en sombra de lo que pudo ser.
Gaitán nos enseñó que democracia no es solo figura ni estatuto: es fuego, es pulso popular, es institución viva donde el pueblo no solo supone democracia, sino la obra diaria de ser libres, de hacerse dueños de sus destinos. En su visión, el mandato del pueblo no es un símbolo, es el martillo con que se forja la igualdad, el lazo que une la libertad con la justicia, la canción que despierta al opresor y al oprimido.
Si queremos honrar ese legado, debemos enseñarnos, organizarnos, levantarnos no solo como masa, sino como conciencia organizada, cuerpo político con voz y manos: votar, pero también deliberar; representar, pero también controlar; protestar, pero también construir.
Porque el mañana que vale la pena no está escrito en pergaminos oficiales, sino en la multitud que ya sabe lo que significa mandar, decidir, ser pueblo.
me interesa porque vivo en modo constituyente
ResponderEliminarLa nueva Constitución aprovada por elconstituyendo en Marzo( el constituyente- el pueblo) deberia contener articulos con los cuales se aumente el periodo presidencial a 5 años y no los cuatro actuales. Otro articulo debetia poner a prueba el constituyente en la vida politica activa. Si no tiene mayorias a la camara y senado como ahora y no pasan sus leyes, entonces que el gobierno renuncia y llama a nuevas elecciones que permitan continuar con su programa. Hablo solo de estas dos propuestas por no entrar en otro argumento. Edelmiro
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